A los amantes del buen vino les encanta probar vinos diferentes, vinos que no se toman todos los días. Para ello, y no dejarnos medio sueldo en caprichos enológicos, se ha inventado la máquina expendedora de vino; con la cual podemos degustar todos los caldos que queramos en pequeñas dosis, de diferentes bodegas y con un coste asequible.
En el Hotel Villa de Laguardia contamos con un modelo con capacidad para 8 botellas, separadas 4 por un lado y 4 por el otro, en 2 zonas de temperaturas diferentes. Así podemos tener los tintos y los blancos a sus temperaturas adecuadas. El buen catador sabe que una botella pierde cualidades transcurrido el tiempo desde que la abrimos. Para solucionar este tema, la botella una vez puesta en la dispensadora queda sellada y cada vez que se sirve vino se rellena con nitrógeno (de calidad alimentaria, por supuesto) para simular el llenado de la botella. Es decir, los vinos se preservan del proceso de oxidación.
Para utilizar la máquina sólo es necesario solicitar en la cafetería una tarjeta prepago de 10, 20, 30 o 40 euros; con una validez de 1 año. El uso es muy sencillo; nos decidimos por el vino que queremos probar, seleccionamos la cantidad deseada (cata, media copa o copa entera) y pagamos con la tarjeta. Ya sólo nos queda disfrutar del vino; y si es con una buena compañía y una buena conversación mejor que mejor.
Por norma general, disponemos de vinos de alta expresión o también llamados de autor, reservas y crianzas; por lo que los precios son variados, desde 2 hasta 15 euros. Ahora mismo podemos recomendaros el Cisma Pujanza, de Bodegas y Viñedos Pujanza, un vino de autor de 2007; podéis probarlo desde 4 euros.